Ya sé que éste no es estrictamente el campo de Historias del Lado Sucio, pero a veces es bueno meter la nariz (que a estas alturas ya es lo único que puede meter uno en ciertos campos) en materias diferentes, como animales sociales que somos.
Al fin de cuentas, las noticias de la farándula, por más tontas que sean o parezcan, también dicen mucho del ser humano.
Y el caso es que la “Diva del Bronx”, Jennifer López, es considerada la mujer más bella del planeta, según el ranking de la edición número 22 de esta lista de la revista People.
La actriz y cantante de origen puertorriqueño aseguró que permanecer en forma y siempre lucir bien es un trabajo de tiempo completo nada fácil. “Toma tiempo y es un trabajo duro. La pantalla ancha de alta definición no es amiga de nadie”, dijo López.
Sin embargo, JLo, como también se le conoce en el mundo de la farándula a la artista, dijo que a pesar de tener una rígida rutina para los cuidados de la piel, buena alimentación y ejercicios, la verdadera belleza es la que “sale del interior”.
Eso último hasta escatológico sonó, pero ni modo: si ella lo dijo, ella sabrá que es lo que le sale del interior...
Bueno, eso es puro rollo y nada más…
Lo que nadie sabe es que la competencia estaba bastante apretada entre la JLo y Jenny Rivera, la “Diva de la Banda”, que le sobra lo que a otras mujeres les falta…
Según me dijo mi prima Oyuki, que es algo así como la corresponsal no oficial de People en Hermosillo, los jueces, ya viendo lo que había en la vitrina, en un principio se habían decidido por darle el galardón al ex pitcher ligamayorista Esteban Loaiza, el juvenil esposo de la Rivera, pero se acordaron que debía ser un galardón para una fémina, y se decidieron por la puertorriqueña de Nueva York, porque puede acarrearle reconocimiento mutuo, considerando que en todas partes sale, ya sea de cuerpo entero o ciertas partes de su anatomía…
En fin: la belleza, que es un valor relativo —según los cálculos de Einstein—, ahora se ha vuelto más relativa que nunca: depende de lo que me des, te doy… y en reconocimientos a la belleza, la cuestión funciona con esa misma fórmula…
Ni modo, así está el mundo, pues…
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