En esto de la política y sus laberintos, y los políticos y sus argumentos, no hay nada escrito para siempre, sino que va adecuándose a los avances tecnológicos, a la relajación moral y a eso que algunos llaman evolución, que es más o menos algo como: “si en la década del setenta te gustaba oír en la radio a Janis Joplin, hoy debes ver los videos de Lady Gaga”, si no, pues no hay “evolución”, mi hermano…
Como sea, en la política hay fundamentos que deben respetarse, de otra manera, la política se vuelve una orgía y acaba en una bacanal pública a la que sólo los partidos y unos cuantos advenedizos están invitados. El pueblo no, porque eso que los teóricos llaman “la gente” sólo sirve para la estadística y para darle cierta credibilidad numérica a los resultados electorales; es decir, para ajustar a conveniencia las cifras finales en cada elección.
Filosofía y retórica: es lo mínimo que debe haber en la práctica política. De hecho, más filosofía que retórica (así como en el facebook debe haber más book que face, aunque ya sabemos: es mucho pedir, como en la política actual de hoy en este mundo mundial que nos ha tocado habitar.
Pues sí: en todos lados sucede lo mismo, aunque en algunos países, se presenta lo mismo pero más barato, dependiendo de su tercermundismo y su manera particular de ver la vida o ser mangoneado por los valores éticos que a veces se sacan a relucir en toda su obscena expresión.
Mexplico, como dice mi prima Oyuki cuando se enreda ella sola con lo que trata de decir y luego quiere arreglarlo todo con una dona (o rosquiiiiiilla) tipo Homero Simpson y un refresco de rabo (o sea: un refresco de cola).
Recuerdo que en 1987, Ilona Staller, más conocida como Cicciolina, es una actriz de películas pornográficas, cantante y política húngara nacionalizada italiana, fue elegida diputada por el PRI (Partido Radical Italiano). En su campaña, Staller mostraba sus senos para atraer votantes, porque es bien sabido, pues, que pueden más dos tetas que dos discursos.
Y desde entonces, al menos en el limitado registro de mi memoria, ha habido candidatos hombres, mujeres y homosexuales, que para atraer votantes, se las han ingeniado con campañas digamos que diferentes, en las que se privilegian los matices sexuales sobre las propuestas que pudiera acarrearle bienestar a la sociedad.
En Holanda, ha habido candidatas que ofrecieron su cuerpo a cambio de votos; en Brasil un payaso analfabeta prometía contar chistes desde su curul, y en México, las edecanes del Dr. Simmy, aspirante presidencial independiente, prácticamente mostraban sus senos y nalgas en las concentraciones que se organizaban en el Distrito Federal.
¿Y qué decir de Juanito? Un personaje construido no hace mucho para acarrearle votos a la izquierda, y que hoy se ha ofrecido a lo más perverso de la derecha de clóset, que es el Partido Revolucionario Institucional, con sus más de 20 millones de seguidores, según los cálculos que hizo el tal Juanito, suponemos que con una regla de tres inversa, de esas que se utilizan para decir mentiras con “bases científicas”.
Ah, es verdad: Juanito nunca enseñó las nalgas, pero de que las dio, las dio…
En México, ciertamente, no ha habido en gran número candidaturas “bizarras” (qué palabra tan bizarra, ¿no?), pero es difícil no ligar íntimamente a los políticos con la prostitución política que vive nuestro (aquí decir “nuestro” es sólo un recurso lingüístico que nada tiene que ver con la propiedad) sistema electoral: las alianzas entre los partidos son el ejemplo más evidente y patético del cómo masca la iguana por acá, y que la búsqueda del poder por el poder mismo es el fin que justifica los medios.
Y, bueno, metidos en esa dinámica, ya desde hace más de dos años que nos están vendiendo la imagen del gelboy Enrique Peña Nieto como “un bombón” (no confundir con “El bombón asesino”, alias Ninel Conde, quien empezó su carrera como “edecán” de trastienda de programa televisivo de mediodía —de esos que nadie ve—, y después de 30 cirugías, hoy es vedette; es decir, ni cantante ni actriz ni modelo ni nada, sólo carne de palenque, sin que esto sea necesariamente un albur). “Bombón”, pues, es una cursi expresión de algunos expertos en programas de chismes de la farándula con la que intentan decirnos que el muchacho es guapo. Y nomás.
No faltará quien vea en la hermosura del todavía gobernador del Estado de México, la plataforma política para postularse como candidato; o sea, su único argumento para aspirar a la presidencia de la república en el 2012.
¿Es válido eso? No lo sé. Cada quién sabrá si le otorga el voto a una imagen, a un proyecto o a una ilusión. Lo más triste será que en torno de esa imagen (hermosura, belleza o como quiera llamarle) se construirán, como sucedió con el Juanito de marras, los argumentos que le queden a esa personalidad para hacer el márquetin respectivo. Y listo. No hay manera más fácil de hacer política que esa.
Otra cosa sería que el Peña Nieto y su mujer aparecieran en la propaganda política como alguna vez salieran John Lennon y Yoko Ono: desgreñados y en pelotas, mientras toda la perrada (nosotros, ustedes y ellos), babeando a mares, como los cronistas deportivos después de un gol del Chicharito, ni más ni menos, porque la Gaviota, hay que decirlo, “aunque ya no aguante un piano, al menos aguanta un flautín”, como señalara el canijo del Marro Almada no hace mucho…
Pero, de seguro, que la iglesia y la derecha (que no es lo mismo pero es igual) iban a poner el grito en el cielo y a tacharlos de inmorales. “¿Esos son sus argumentos?”, preguntarían.
Lo mismo que le pasó a la Sole Sánchez Mohamed allá en Menorca, España.
La Sole es candidata del Partido Democrático de Ciutadella a la alcaldía de esta ciudad y se ha visto obligada a retirar un cartel en el que exponía sus pechos como "argumentos", después de haber sido denunciado su reclamo electoral por sexista y porque atentaba contra la dignidad de la mujer.
Bajo el lema “Ya es hora de cambiar”, reclama un “cambio de mentalidad social; no tanto un cambio de poder o partido, sino un cambio que surja del alma del menorquín, que debe evolucionar más, por ejemplo, con las parejas interraciales. En esta sociedad —ha afirmado— todos nos consideramos muy modernos, pero ser homosexual sigue siendo un estigma; constituye hoy aún un castigo divino”.
La candidata menorquina salía en el cartel con el torso desnudo y sus pechos cogidos desde atrás por unas manos masculinas, que dejaban ver sus pezones, y el lema "Dos grandes argumentos. Sole Sánchez".
En su favor, la candidata ha declarado, tras retirar el cartel, que “muchos jóvenes no hacen caso de los programas electorales, pero sí de dos pechos”.
La pregunta es la misma: ¿es válido eso? No lo sé.
Suceden cosas peores en el mundo, pero resulta curioso que un país que apoya la llamada “coalición” de naciones contra Libia (como antes la apoyaron contra Afganistán e Iraq), y que no es otra cosa más que someterse a los caprichos de Estados Unidos en su afán de arrebatarle el petróleo al Medio Oriente, se espanten por una cartel con los pechos al aire.
“Que la política ha caído muy bajo”, dicen las voces conservadoras o quienes, pese a que hacen cosas peores, quieren descarrilar al contrincante. No estoy seguro de eso.
Creo, más bien, que los políticos han caído muy bajo, al grado de poner en práctica la Cuarta Ley de Newton, que dice: “Todo cuerpo que se arrastra tiende a subir”.
Ni más ni menos…
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