Dice Marcelo Justo que para pasarla bien no hay nada como los estudios científicos que salen cada día señalándonos qué es bueno y qué es malo para la salud, qué hay que comer y qué no, si las mujeres mueven las caderas porque están ovulando o no, si los sonorenses somos malhablados porque somos hijos de la cultura del esfuerzo o no, si es malo o no enamorarse de dos gallinas y una chivita de ojos tiernos al mismo tiempo, si el mucho calor influye en el mucho consumo de cerveza, si la mucha lectura es un rasgo de inteligencia o no, si es mejor tender a subir que subir a tender… en fin… como dicen: en la variedad del tratado está el gusto…
Pues resulta que ahora un nuevo estudio dice que las mujeres con muchas curvas son más inteligentes que las que no las tienen. Sí: leyó usted bien; según esto, las mujeres que nos inducen a pensar cochambrosidades clasificación R son más inteligentes que las modelos de pasarela y las representantes de la generación XL… Así como lo oye… mjú…
He leído, pues, que una investigación encabezada por el Dr. Óscar Polacas© Holguín, de la Universidad de Zoonora, que contradice la idea imperante de que “a más curvas femeninas, más estupidez cierta”, lo que supone otro mito igualmente sin sentido.
Y es que según el Dr. Polacas©, las mujeres con cintura de avispa y pechos montañosos (¡guácala!) son más inteligentes que las que no tienen esta distribución física de sus figuras.
El problema es que a usted y a mí, amigo lector, sin formación científica alguna (y me imagino que a la enorme mayoría de los varones del barrio), seguramente lo último que nos interesa encontrar en una chica con los atributos descritos es que su coeficiente intelectual sea superior al de Brozo, por lo que tomamos uno de dos caminos, a saber: a) No nos acercamos a esa chica porque no hallaremos en ella la retroalimentación necesaria para nuestras inquietudes intelectuales, esas que separan a los hombres de los futbolistas, por lo que dejamos que la mujer aquella pase a nuestro lado mientras una lágrima rueda de nuestros ojos, o b) Nos abrazamos de aquella escultura femenina mientras la sudoración delata el temor, la inseguridad propia de quien la tenía, era suya y la dejó ir, como diría sabiamente el Perro Bermúdez…
Pero los científicos, empeñados como están siempre en desquitar su sueldo y de paso hacer puntos para ingresar al SNI, saben que hacer este tipo de investigaciones para demostrar asuntos que lindan lo inverosímil es importante para que los laboratorios tengan ganancias millonarias al provocar que las mujeres (y muchos hombres, que la belleza no respeta sexo) hagan todo lo posible para cultivar curvas, redondeces y cumbres maravillosas, por lo que en el estudio de marras se hicieron pruebas entre unas 16 mil mujeres y hallaron una ligera diferencia de inteligencia a favor de las mujeres con caderas bien marcadas y cintura que cabe en una mano, e incluso a favor de sus hijos, que salieron más inteligentes que los de las mujeres de cuerpos resbaladizos de tan delgado.
Bueno, pero ¿de dónde viene esta conclusión? Según el hermosillense, lo que pasa es que las caderas y los muslos tienen ácidos grasos Omega 3 que contribuyen a alimentar el cerebro de la madre y de sus hijos. Y entre los ejemplo que sacaron a relucir está el de la bellísima actriz Rachel Weisz (The Mummy), quien se graduó en Cambridge antes de ir a Hollywood y ganar un Oscar, lo que no necesariamente sea prueba de un alto índice de coeficiente intelectual, pero esa es la base que pusieron los investigadores para establecer la inteligencia en esta actriz, que acá entre nos (y se los digo en confianza porque ya sé que no lo andarán divulgando) a mí no me parece que tenga unas caderas estruendosas ni un pechamen fabuloso… es más, hasta podría aventurar la teoría de que en las caderas y muslos su Omega apenas llega al 1.5, y me estoy poniendo generoso…
Sin embargo, en nuestra surrealista región 4 tenemos al menos dos ejemplos de mujeres con los atributos estudiados por los gringos en cuestión, y que sus palabras dan idea exactamente de lo contrario de aquello que dijeron los investigadores: ¿Recuerdan a Ninel Conde, esa mujer edecán de televisión metida a bailarina, cantante y conductora de programas en Televisa…? ¿Recuerdan que está llena de bolas y más bolas? Pues fue ella quien dijo que le daban pena los miles de muertos provocados por el tsurimi en Indonesia…
¿Y quién no conoce a la colombiana Shakira, esa cantante con voz de falsete, igualmente con el cuerpo lleno de bolas como si hubiera sido víctima de un ataque de abejas africanas? Pues cuando le preguntaron cuál era el lugar al que le gustaría viajar y por qué, ella contestó con todos sus discos de oro: “A Roma, porque es la tierra donde nació nuestro Señor Jesucristo…”
El caso es que hay muchos ejemplos aquí y en China que le dan al traste a aquella conclusión de que entre más curvas mayor inteligencia. A mi parecer, la inteligencia se cultiva de muchas maneras, pero no creo que una de ellas sea hacer bicicleta para los muslos y la cadera, ni ajustarse una correa para apretar la cintura, ni extirparse costillas para parecer avispa, ni ponerse cremas y embarres para que crezcan aquellas glándulas mamarias tan necesarias para alimentar a los bebés y a uno que otro viejunote destetado que cruza despistadamente por la llanura de los cuarenta arrastrando su frustración mamaria.
Los expertos dicen que los mayores beneficios del Omega 3 tienen que ver más con la salud cardiaca que con otra cosa, así que si estamos de acuerdo con esa tradición iconográfica que nos rebasa, más que potenciarnos la inteligencia, nos vuelve más generosos en el amor, lo que no es necesariamente malo ni está peleado con la inteligencia. Digo Joe…
Estoy convencido que la inteligencia en hombres, mujeres y simios se cultiva desde niño y empieza con el simple acto de imitar a los semejantes, de ahí que los hábitos hay que infundirlos poniendo el ejemplo: Si queremos que un niño lea, nosotros tenemos que leer. Si queremos que un niño sea inteligente, estamos obligados a ser inteligentes y a conducirnos con inteligencia para que el niños nos imite. Al tiempo, esos niños desarrollarán la inteligencia de acuerdo a su bagaje cultural, porque de otra manera no se puede.
Si los resultados de esta investigación fueran ciertos, entonces habría que rediseñar los conceptos educativos, científicos y culturales, tumbar los bustos de Colosio de todo México y levantarle un monumento en medio del Zócalo a Sabrina Sabrok, a quien habría que rebautizarla como la Einstein de nuestro tiempo… claro, si aquello fuera cierto, pero detrás de aquellas montañas de silicón y piel, vasos sanguíneos, músculos torácicos, nervios, tejido adiposo y tejidos productores de leche, Sabrina ha demostrado que el Omega 3 sólo le ha funcionado para querer poseer el récord Guinnes de los senos más grandes del mundo… y ahí la lleva: cada uno de sus pechos pesa 3.5 kilos, lo que traducido a inteligencia, es demasiado.
En un descuido y se provoca un infarto cerebral… y adiós récord Guinnes… mmm…
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