Con la boca reseca, reseca
y el cabello erizado, erizado...
corretea de la ceca a la meca
el presunto señor diputado.
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Trasudando sufragio-efectivo
caga sangre el señor diputado
al pensar que pudiese algún vivo
comerle el mandado...
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Ya en la paz del Congreso descansa
triunfador el señor diputado
bien repleto el bolillo y la panza
y en la boca fruncida, un candado.
(Renato Leduc)
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Viene a colación el poema de Renato Leduc, "El Diputado", por la nota que se ha multiplicado en varios medios, en la que nos da cuenta de las transacciones que realizan nuestros hache representantes en la Cámara.
Y como mi corazón no es bodega, comparto con ustedes la nota de marras, y pese a que le da toda la razón al poema de Leduc, con ello se comprueba una vez más que en México la realidad supera a la ficción literaria.
Va, pues:
Los diputados añaden a sus ingresos ordinarios hasta un millón de pesos al no usar boletos de avión que les otorga la Cámara o al cambiarlos por pasajes más económicos.
Durante los tres años de la 60 Legislatura que está por concluir, el Congreso destinó 600 millones de pesos para sufragar el traslado aéreo de los diputados a sus estados o al exterior del país por viajes de trabajo.
Los legisladores que viven a más de 300 kilómetros de la ciudad de México recibieron cada mes cuatro boletos para vuelos redondos clase “Y”, de elevado costo por su flexibilidad y porque no tienen restricción alguna.
Sin embargo, según una investigación de este diario, varios cambiaban su boleto para volar en clase turista, 70% más barata.
Las transacciones se realizaban generalmente en algunas de las cinco agencias de viajes instaladas dentro del Palacio Legislativo.
De acuerdo con la mecánica, la Cámara paga el boleto clase “Y”, pero el diputado adquiere el más económico. Luego de descontar 8% o 10% de la operación (ganancia de la agencia), el dinero restante se va al bolsillo de los representantes populares.
En promedio, según los datos a los que se tuvo acceso, un diputado obtiene entre 10 mil y 50 mil pesos mensuales por ese concepto.
Esta transacción se logra al margen de la normatividad interna y es avalada por el silencio de las autoridades administrativas y de los mismos diputados que aceptan los cheques rotulados por las agencias en su calidad de negocios privados, y los cuales son abonados a sus ingresos.
Además de las agencias de viaje, en el Palacio de San Lázaro hay oficinas de Mexicana y de Aeroméxico, las cuales incluso cambian el cupón que la Cámara otorga a los legisladores por los boletos de avión que soliciten y prefieran los legisladores, no necesariamente a sus lugares de origen.
Según información obtenida mediante la ley de transparencia, del presupuesto legislativo se erogaron 518 millones de pesos para la cobertura de más de 47 mil boletos conocidos como “dotación ordinaria”.
Además, hay casos de diputados que viven en Acapulco o Chilpancingo, Guerrero, tienen acceso a sus cuatro boletos de avión mensuales, pero en realidad se trasladan en sus autos particulares o en los asignados por la Cámara baja, y suman al mes el costo de esos pasajes aunque no los hayan utilizado.
En las revisiones se encontró que hay boletos internacionales con escalas en lugares turísticos que casi duplican el precio original.
Por ejemplo, en 2008, los diputados Jesús de León, Alberto Esteva, Jorge Salum y Oralia Vega ocuparon pasajes por 60 mil pesos para asistir a un foro en Ginebra, pero antes hicieron paradas en Amsterdam y París. En otro caso, Armando Barreiro y Alonso Mejía hicieron escala en Panamá, para luego asistir a una comisión en Uruguay...
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No por nada se pelean como perros por estos cargos de elección popular que supondría sacrificio y compromiso, pero de eso nada, pomada... nada...
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