Para el cántaro roto
de nuestras almas imposibles
cae de no sé dónde
un agua clara que se filtra,
se escurre
y remoja la tierra
con un loco sedimento de ternura.
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Sábetelo:
no estamos de más,
aunque nos duela...
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No es que las historias cotidianas sean las más difíciles de vivir: se dice que son las más difíciles de contar... por eso estamos aquí. Compartamos esas historias. (armando.zamora@gmail.com)