Pues ya ven: vino Obama y bateó —para estar a tono con el deporte nacional gringo— al licenciado Calderón por todo lo profundo del jardín central: "No no no no noooooo, díganle que no a esa reforma..."
"No habeur reforma migratouria —díjole al Felipe, previamente azorrillado por Dimas, el gatillero—: yo no teneur varita mágica para hacerla aparecer de la nafin", luego cenó y le marcó al celular a la Michelle para preguntarle por las obamitas.
Al Felipe de Jesús nomás se le hizo chicharrón el hígado y a la mañana siguiente le dijo al gordo Carstens que nos dijera a todo el montón de pelagatos que habitamos el suelo nacional que este año estará bien caón salir de la crisis porque estamos ante el shock financiero más grave en los últimos 30 años, que no es poca cosa, y que nuestra economía está más jodida que el estado de salud de Michael Jackson media hora antes de rendirle el último tributo a las sobredosis.
Pero la venganza es dulce, como dicen los hijos de Némesis, la diosa de la justicia retributiva.
Y no hay plazo que no se cumpla ni demagogia que no se alimente.
Así fue que hoy (¡hoy, hoy!) les dimos en su reverenda mother a los gringos en un Azteca hasta las manitas: dos a uno quedó el tanteador final.
Y el Ángel tembló de miedo y de emoción ante el nacionalismo guadalupano de miles de fanáticos futboleros manipulados por las televisoras...
En fin... mañana será otro día, diferente pero igual: con la espada del shock financiero más grave en los últimos 30 años pendiendo sobre nuestro flagelado cuello nacional y con un Felipe azorrillado por los narcomensajes...
Ah, y sin reforma migratoria y sin nada realmente importante que se juega en otras canchas sin tanta televisión barata...
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