Un panadero de Granada acudió a la Oficina del Consumidor de la ciudad andaluza para denunciar a una prostituta por dejarle insatisfecho.
El cliente considera que a su juicio, la chica no se ganó los 160 euros (aproximadamente tres mil pesos mexicanos) cobrados y acordados entre ambas partes, y se dirigió al responsable del establecimiento para expresarle su reclamación.
Como no se logró solucionar la insatisfacción del panadero, éste decidió acudir a la Oficina del Consumidor para tramitar una denuncia.
La Junta de Arbitraje trató de mediar entre las partes, pero la prostituta no se presentó a la vista.
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Lo castigó diosito, diría el Chapulín Colorado...
Que ni se le ocurra impugnar en el Teeti, diría el Místico...
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