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martes, 25 de agosto de 2009

¿Tu quoque, Brute, fili mi...

Apenas 20 días le restan a Eduardo Bours Castelo como gobernador de Sonora y desde estos momentos integrantes de los principales grupos de poder en el Estado se disputan el control del Partido Revolucionario Institucional pero además han olvidado la lealtad hacia quien les dio la oportunidad de aparecer en los escenarios políticos y sobre todo, se han involucrado en actos de traición y conspiraciones en su contra.

De acuerdo a reportes de fuentes primarias de información que mantiene Arena Política en la capital de la República, en estos momentos, cuando se define el destino del Estado hacia el mediano plazo, cuando la alternancia está a punto de convertirse en una realidad, y que la historia empezará a juzgar a Eduardo Bours, en estos momentos las traiciones se han convertido en moneda de cambio en el PRI sonorense.

Esos mismos informes ubican al senador con licencia y candidato perdedor en las pasadas elecciones de gobernador en Sonora Alfonso Elías Serrano, como el principal operador de esas acciones que se contraponen con los intentos del propio gobernador sonorense de establecer un rumbo definido en el PRI sonorense en estos momentos de incertidumbre y de crisis partidaria.

Todo se concentra en la forma en la cual los distintos grupos que perviven al interior del partido empiezan a resurgir ante la eventual falta de liderazgo de un gobernante emanado de ese partido y sobre todo, de quienes quieren decidir hacia donde y con quiénes el PRI tendrá que transitar en esta etapa de transición.

Ante lo cual Alfonso Elías perdió la memoria, olvidó el respaldo y el apoyo de todo tipo que le ofreció Eduardo Bours y en estos momentos se ha convertido en instigador de lo que puede convertirse en una crisis mayor dentro de ese organismo político.

De esa manera, y ante la necesidad de designar a un nuevo personaje que ocupe la dirección del PRI en el Estado derivado de la inducción de Roberto Ruibal como futuro diputado local, Eduardo Bours no va solo en el intento de convertirse en factor determinante.

Él quisiera que el nuevo dirigente del PRI en el Estado sea designado por el Consejo Político Estatal antes de que concluya su gestión, incluso de ser posible en el transcurso de la semana que recién inicia, para de esa manera tener la posibilidad de participar en la integración de la nueva directiva.

Sin embargo, nuestras fuentes asentadas en el Distrito Federal, nos dicen que el senador con licencia Alfonso Elías Serrano, que por cierto podría volver a ocupar su escaño en la cámara alta, ha cabildeado directamente con Beatriz Paredes y otros grupos de poder priísta en el CEN de ese partido, para que se involucren en este procedimiento, con ello los tiempos se prolongarían hasta después del mes de septiembre, y limitarían la participación y la influencia del aún gobernador Bours en este proceso para definir al sucesor de Roberto Ruibal Astiazarán.

Pero además, el mismo Alfonso Elías se dio el tiempo suficiente para operar ante otros personajes de gran influencia entre esos mismos grupos priístas nacionales, la integración de la coordinación de los diputados federales sonorense y por su misma intervención esa responsabilidad recayó en manos de Marcos Luis León Perea.

Esas acciones, esa intervención, esa sorpresiva forma de operar (lo que no hizo durante su campaña en busca de la gubernatura) de Alfonso Elías Serrano, obligó a que el gobernador sonorense sostuviese la mañana del domingo dos sorpresivas reuniones.

Une de ellas fue con el dirigente estatal del PRI Roberto Ruibal Astiazarán, con quien compartió, discutió y golpeteó el escritorio, cuando se cercioró que sus estrategias para inducir al partido tricolor hacia un camino más o menos de concordia y convergencia de ideas han sido boicoteadas por aquel en quien depositó sus aspiraciones de que el PRI continuase gobernando Sonora pero que se convirtió en un proyecto fallido.

Es así como se observa la forma cómo a Eduardo Bours Castelo empiezan a faltarle el respeto, comienza la diáspora de aquellos que durante seis años se cobijaron bajo su sombra en espera de un mejor proyecto personal, se hacen visibles las traiciones de aquellos que formaron parte de sus cuadros políticos más cercanos a sus afectos, y muchos de ellos mueren en estos momentos por ser considerados como parte integral del próximo proyecto sexenal que inicia el próximo trece de septiembre.

Cierto es que el propio gobernador sonorense sembró durante este tiempo toda clase de emociones, sentimientos, pasiones y perversiones entre la clase política sonorense, entre los miembros de los medios de comunicación y entre la misma sociedad de esta Entidad

De ellos es comprensible una actitud de venganza y desprecio hacia el mandatario sonorense, pero no de aquellos que se beneficiaron en todos los aspectos de esa cercanía afectiva de Eduardo Bours y que ante la incertidumbre de sus futuros inmediatos, reniegan de su nombre y de su filias.

Como sea, en el PRI seguirán los movimientos, las decisiones, las intenciones y las traiciones como parte importante de su agenda hasta el trece de septiembre.

Pero lo que sí es más seguro, es que estas acciones, obligarán al gobernador a tomar decisiones impositivas para dejar precisamente su ascendencia en el partido que lo llevó a gobernar a Sonora durante seis años.

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Francisco Arenas Murillo, "Arena Política"

(p_armu@hotmail.com)

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