He ahí que el otro día leí en la prensa vendida (¡jamás será vencida!) que en Guaymas se volcó un camión cargado con trigo y que las autoridades tomaron la decisión de barrer todos los granos del Triticum aestivum y arrojarlos al mar...
Ah, pero ¡tope en eso!: los altos mandos municipales del Puerto de puertos —como Hernán Cortés bautizara al único puerto de altura que tiene Sonora (... aunque usted no lo crea...)— no contaban con la generosa necesidad de la mayoría de los vecinos guaymenses, que prestos acudieron con saquitos y cacerolas, con cacerolas y saquitos, a recoger la gramínea para aprovecharla en lugar de que se desperdiciase en las profundas profundidades marítimas del turístico puerto, no vaya a ser que los viajeros de los cruceros —que hoy se reclaman como puntos políticos a favor algunos personajes pulcramente vestidos de roja camisa roja, como la ira de dios— vieran aquel tiradero y levantaran la nariz como lo hacía la bella Samantha Stephens (Elizabeth Montgomery) en Hechizada (Bewitched) cada vez que utilizaba el recurso de la brujería... en fin...
Bueno, el caso es que leyendo la nota e imaginándome el hecho mismo de decidir tirar al mar aquellos barros y granitos que en no pocos hogares significaría alimento, recordé una canción que por allá en el 74 escuchábamos y tocábamos en la guitarra (Re, Fa#m, Sol, La...) en Navojoa los jóvenes preparatorianos que fuimos... y que seguimos siendo en algún rinconcito atrofiado de la memoria, sentados en una mecedora frente al televisor del presente, con una cerveza fría y un platito de cacahuates salados esperando, como dijo el Coronel Buendía, ver pasar nuestro entierro... ¡Uy, uy y recontra uy...!
La canción, No puedo callar, interpetada por el grupo guatemalteco Comanche, dice en una de sus estrofas:
Y mientras que los pueblos poderosos
se ven echar el trigo en alta mar,
los cínicos exponen sus razones
para subir el precio y nada más...
aunque ya sabemos que no habrá nuevos impuestos sino hasta septiembre, ya lo aclaró el Gordo Carstens siguiendo instrucciones de mi clon Calderon (Doña Olga dixit) y de los grupos de poder en nuestro país, que tanto daño le han hecho a la patria, la matria y todo lo que signifique territorio nacional, incluido Huásabas, Bacabachi y, por supuesto, Guaymas con todo y sus cruceros para gringos rüinos que no han podido irse de vacaciones al Mar Mediterráneo, que es una verdadera shulada, caón...
Y pues como mi generosidad no tiene límites, acá les pongo la canción de marras, con el noble fin de echarse un clavado al pasado —35 años son nada y febril la mirada te busca y te nombra, parafraseando un famoso tango de título Volver— y recordar, junto con la melodía, aquellos años silvestres de mediados de los 70's, cuando aún no habían nacido tantos personajes que hoy (¡hoy, hoy!) se sienten dueños del universo porque a su ignorancia le han impuesto el valor del dinero; a su falta de sensibilidad le han dado un grandilocuente toque de soberbia, y a su ausencia de utopías le han sobrepuesto la urgencia de la inmediatez disfrazada de pragmatismo...
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Nota bene para muchos muchotes:
Quienes deseen escuchar la canción de Comanche, deben ir al final de esta página y poner en pausa el reproductor Trova y algo más ahí donde están las flechitas [<< >>] para que el inchi Silvio deje escuchar a los demás. Ah... también estas flechitas nos sirven para adelantar o atrasar la programación en el reproductor (nomás son 100 canciones ahí: ¡Al haber gatos... no hay ratones!)
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