Decía el Isidro, el Chilo para sus amigochos, en aquellos jurásicos años de la secundaria:
"Mira, loco... ser viejo, feo, prieto, pobre, pelón, miope, chaparro, casado con una gorda y con hijos igualitos que uno tiene sus ventajas: si eso no te trauma, ya no te trauma nada...", y luego se empinaba la botella de soda, le daba un trago largo y después eructaba dejando el ambiente con un süave aroma primaveral revuelto en huevos con chorizo y queso regional, seguramente con nata...
El Isidro era un canijo como cinco años mayor que nosotros, que iba a la escuela quién sabe a qué, pues ya estaba casado, tenía un par de hijos, trabajaba en la tienda de su papá y manejaba un picapón Apache ya muy traqueteado, que alguna vez en su carroceada vida fue roja y nos recordaba la canción aquella de "La Troquita":
Una troquita coloradita, rumbadorcita es de Don Isaac;
es tironera como cualquiera, nunca se queda ni aqui ni allá.
Hay muchas gentes que son sus clientes y de repente la oyen pitar,
sale el pasaje con su equipaje que va de viaje, va pa Terán...
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El caso es que yo no sé si al final el Chilo se iría en su troquita a Terán, a Tucsón o se quedaría en la Colonia Tierra Blanca, allá en Navojoa, porque se los juro, amigos, por ésta (pssst: acá arriba) que nunca más lo volví a ver después de la secundaria.
De lo único que estoy seguro es que, si anda todavía en este territorio de la transitoriedad que es la vida, el Chilo seguirá siendo viejo, feo, prieto, pobre, pelón, miope, chaparro, casado con una gorda y con hijos igualitos que él.
O sea, es el fiel clon embozado de muchos de los que navegamos por estos días con bandera genómica europea, como señalara Eduardo Bours: ya ven que los sonorenses estamos más emparentados con los austriacos y españoles que con los zapotecas.
Y, aunque yo por fuera parezco un dibujo mal hecho de Benito Juárez, por dentro soy una mezcla de noruego y suizo, y aunque el espejo no entiende de esas cosas, ahí está mi mapa genómico que no me dejará mentir...
Como sea, hay algo de razón, con genoma europeo o zapoteca, en lo que decía el Chilo: Ser viejo, feo, prieto, pobre, pelón, miope, chaparro, casado con una gorda y con hijos igualitos que uno tiene sus ventajas: si eso no te trauma, ya no te trauma nada... o casi nada, porque siempre habrá algo bajo la almohada que no te dejará dormir... siempre...
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