Trova y algo más...

viernes, 16 de octubre de 2009

¡La plaza es mía... la plaza es mía...

1. Bajan, suben, saltan juguetones, maúllan tiernos los gatos de mi alma como ebullición fragante de la tarde sobre la noche: agosto es un dolor que desgarra la bruma de los sueños y despeja los rasgos de tu rostro claro marcado para siempre por las pinceladas de la ausencia...
2. ¿De qué está hecha la soledad? ¿De qué amargo veneno se nutren estas horas que pasan sin pasar? ¿De qué dolor amarillo toma su aroma este recuerdo mortal que tiene tu cintura, la forma de tu cuerpo, la sombra de tus piernas, el contorno de tus manos, la callosidad de tus axilas, la profundidad transparente de tus ojos rasgados por el llanto gris de la muerte...? ¡Dios, ¿de qué está hecha la muerte...?!
3. He muerto tantas veces que dudo estar vivo ahora mismo...
4. Esta luna desgarrada por las nubes que pasan toma la redondez de tu seno pálido, frío por la nostalgia, seco de amor, gualdo al roce de mis dedos trémulos que buscaban amarizar en las grietas de tu silueta carcomida por la ceniza caliente del deseo: ¡cuántas noches soñando tu cálida desnudez en el borde fosco de la melancolía atrapada en un puñado de noches...!
5. En el sueño sorbo la copa dilatada de tus pechos, mastico el jugo imposible de tus vasos enraizados, la galacticidad de tus entrañas oscuras y profundas, donde hinco uno a uno mis terribles deseos de volver a la caverna maternal y enrollarme en la entrepierna del tiempo cual crisálida venida del silencio, del sudor viscoso de dos cuerpos que se sueñan en la gruta más solitaria de las noches de agosto: llueve en silencio...
6. Pasa la lluvia, y en la humedad queda encharcada la agonía gris de la soledad, del sabor ruidoso de un dolor inexacto que nos perfora el costado izquierdo como lanza avinagrada por el tiempo y la distancia: ¿dónde va la gente que transita por la vida como por las callejas del olvido? ¿Dónde habitan la infancia y sus horrores, el milagro del primer beso, el primer rasguño del sexo, sofocante? ¿Dónde están enterradas las alegrías de los quince, el vagar sin rumbo por la noche, el emborracharse incansable hasta el amanecer de la felicidad? ¿Dónde...?
7. Bajan, suben, saltan juguetones, maúllan tiernos los gatos de mi alma en esta noche de octubre que busco una plaza para habitarla, para afantasmarme en ella y espantar a los furtivos enamorados que se rasgan las ropas en el vacío azul del amor de carne y hueso, para levantar a los borrachos de tristeza y desamor, para preguntarle a las estatuas por tus ojos transparentes y tu rostro claro y tu cuerpo de luna atravesada por los nubarrones y tu cintura cálida que amaba mis manos y el sudor de mi pecho abierto a la tristeza; una plaza solitaria en la medianoche de mis sueños más dolorosos para ir gritando paso a paso, en el vómito enfermizo de la soledad, ¡la plaza es mía… la plaza es mía...!
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