Escribir es una de las formas de desarrollar y mostrar cierta capacidad intelectual. Es la manera de comunicarse que sólo usan las personas que están seguras de sus propias ideas. Es algo que usa la gente que tiene la valentía de exponerse a las críticas porque, a diferencia de lo hablado, la escritura queda de forma permanente para su análisis posterior.
Un político, entre otras muchas cosas, ha de tener la capacidad de escribir.
Para un político honrado, escribir es una exigencia, porque se debe a sus potenciales electores y ha de utilizar, para comunicarse con ellos, todas las formas posibles.
En esta era que nos ha tocado vivir, poseemos unos medios de expresión escrita, cómodos, baratos y de enorme difusión algo que antes no existía.
Sorprende entonces la escasez de políticos que escriben. Los artículos en prensa de estos personajes escasean y sus blogs apenas existen.
Algunos, para aparentar, usan “negros” para hacerles el trabajo, pero esto se nota mucho. Pocos, muy pocos tienen la capacidad, el valor y la honradez de ponerse frente a un teclado, comunicar a la sociedad sus ideas y analizar sus respuestas.
Desgraciadamente hoy prima en el político, la doblez, la mentira compulsiva, la sumisión al poderoso y la indigencia intelectual.
En nuestra sociedad sólo una minoría de políticos escriben regularmente y con cabeza. Y esto demuestra la poca valía intelectual y moral de quienes, creyéndose representantes de la sociedad, solamente son unos mandados del ejecutivo en turno, incapaces de actuar de motu propio ni de aportar algo válido a la sociedad...
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