Trova y algo más...

viernes, 2 de octubre de 2009

Me encanta dios... y Xóchitl Gálvez...

Hoy es viernes de poesía y de cosas peores. Poesía y cosas peores, como la política a la mexicana. Es como estar entre el poder y la gloria, algo así como treparse al kiosco de la Plaza Zaragoza a tomarse un raspado de rosa con leche: con una pata hacia la Catedral, donde se cocinan las peregrinaciones al cielo, y la otra hacia el Palacio de Gobierno, donde se cocinan las cabalgatas al infierno.
Y por eso este viernes nos asomamos a las cadenciosas palabras de Jaime Sabines, quien nos ofrece su poema “Me encanta Dios”, y a los no menos cadenciosos y folclóricos enunciados de Xóchitl Gálvez, sobre quien se nos ofrece un resumen de la conferencia que dictara ante universitarios del Tec de Monterrey en Pachuca, Hidalgo, hace algunos ayeres, aunque no muchos, cierta-mente, je.
No se diga más:
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Me encanta Dios. Es un viejo magnifico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega. Y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna y nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda o Cristo o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero eso a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida —no tú ni yo—, la vida sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho —frente al ataque de los antibióticos— ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira.
Es la tierra que cambia —y se agita y crece— cuando Dios se aleja.
Dios siempre esta de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mí me gusta, a mí me encanta Dios.
Que Dios bendiga a Dios.
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Hasta ahí Jaime Sabines.
Y enseguida damos paso a la nota que resume la conferencia de Xóchitl Gálvez, ex titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en el gobierno de Fox, ante cientos de universitarios, y dice más o menos así:
Xóchitl Gálvez acudió al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Tec), donde ofreció una conferencia y envió un mensaje a los alumnos: “si se van a dedicar a la política no sean mediocres ni ratas; robar es malo, pero robarle a los jodidos, aunque se confiesen, se van al infierno. No sean mamones, sean medio ojetes, pero mamones no”.
Recordó que en más de cinco ocasiones Fox le insistió que ocupara la titularidad de una secretaría de Estado, pero se negó “porque no tenía la preparación”.
Trajo a su memoria la antesala de lo que fue su incursión al gobierno federal: “recibí una llamada de un head hunter diciéndome que estaba entre los posibles que podrían integrarse al gabinete de Fox. Yo le dije: ‘no mames’”.
En una segunda llamada, dijo, Ramón Muñoz, encargado de integrar el gabinete, le insistió que aceptara un cargo en el gobierno federal, lo cual fue rechazado nuevamente, argumentando que “ni siquiera había votado por Vicente Fox” en las elecciones de 2000.
En tres ocasiones posteriores fue el propio Fox quien le pidió que se hiciera cargo de una secretaría de Estado, hasta que la ex funcionaria le planteó que aceptaría ser su asesora, pero en temas indígenas. “Fox creó para mí la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas; era tanto su deseo de que yo colaborara con él, que eso hizo”, dijo.
Pero al transcurrir el sexenio, “vi tanto pendejo que me arrepentí de no haber sido secretaria. En serio, decían tantas estupideces, y muchos eran del Tec de Monterrey, ¿eh?”, señaló en tono sarcástico dirigiendo la vista a los estudiantes.
Se acordó de los roces que llegó a tener con connotados funcionarios foxistas, como el entonces secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, de quien aseguró: “le gustaba ser mamón, disfrutaba ser mamón”.
O como el actual gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, “a quien le valían madre los jodidos y en más de una ocasión amenacé con exhibirlo ante la prensa” si no atendía a los pueblos indígenas. “Así entendió, el cabrón; los gobernantes sólo entienden a periodicazos, como los perros”, concluyó Xóchitl Gálvez.
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Y si todos nos fijamos bien, digo yo, no sólo los gobernantes entienden a periodicazos, también uno que otro funcionario borracho de soberbia, la mayoría de los dirigentes de partidos políticos, muchos políticos con ínfulas de grandeza, esos que se sienten iluminados para gobernarnos en cualquiera de las instancias de gobierno, y ni se diga de los que por obra y gracias de la revolución y los contubernios ahora gozan de fortunas desmedidas. Todos ellos entienden a periodicazos.
Sí, como los perros.
Por eso me encanta Dios, porque a veces nos presta el periódico para proceder a asestar uno que otro sabanazo a esos perros de la cotidianidad.
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