Bueno... aunque no estoy muy seguro a qué van las divas del balompié nacional y sus secuaces de los medios al Mundial del 2010...
Yo creo, a fuer de ser sincero y contreras, que es más importante quedarse y aguantar vara todo el año próximo, que será terriblemente difícil, considerando las propuestas hacendarias que nos impondrán otros impuestos --paquete económico, le dicen eufemísticamente-- iguales de imbéciles que los que ya pagamos, y las reformas presupuestales que impactarán gravemente a la educación superior, por si algo faltaba en este país futbolero, mariachístico y guadalupano, no necesariamente en ese orden.
Y no es que no me guste el futbol: nada más lejano a la realidad, pero entre la jornada semanal y la selección mexicana, súper protegida y comercializada ad nauseam, hay un mundo de distancia.
Gusto del futbol igual que un tzingo de mexicanos más, pero como dijera alguna vez François Omam-Biyik, delantero camerunés que jugara a mediados de los noventas con el Club América: "Yo no entiendo el fanatismo de los mexicanos: el futbol es un deporte para toda la familia que sólo dura dos horas y ya".
Creo que de las peores herencias que nos dejaron los españoles, el fanatismo es una de las peores, que se refleja cotidianamente en la violencia intrafamiliar, y cada domingo en los templos católicos y en las canchas de futbol, azuzado por las televisoras, dueñas de equipos y jugadores, y copropietarias de ese grupo de vedettes llamado por el hipocorístico Tri...
No contaré aquí que mi equipo durante la infancia y la juventud fue el Cruz Azul desde la tarde aquella, en la campaña 71-72, cuando con un gol del paraguayo Eladio Vera vencieran al América 2-1. Fue el inicio del tricampeonato logrado por un glorioso Cruz Azul.
Después, en mis años de estudiante en la UNAM, fui seguidor de los Pumas.
De hecho, en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, donde los universitarios entrábamos con sólo mostrar la credencial, fui testigo de un gol de chilena de Hugo Sánchez al portero atlantista Ricardo Antonio Lavolpe, a quien en esa temporada le anotó dos goles de chilena: uno bellísimo en el Azteca, donde jugaba el Atlante, desde uno de los ángulos del área grande, y luego el otro en CU.
Lavolpe, con esa lengua viperina que siempre ha tenido, después del juego en el Estadio Azteca retó a Hugo: "Jamás me volverás a anotar otro gol... y mucho menos de chilena... ni en tus más lindos sueños... ¿oíste, loco?".
Pues en el siguiente juego, donde estaba en la gradería este lento animal que soy, que siempre he sido, fue que Hugol le metió ese gol de chilena... feón, pero gol y de chilena, al fin. Yo creo que desde entonces se agarraron muina esos dos tipos, porque cuando fueron técnicos de la selección mexicana, no pararon de echarse tierra respectivamente.
Con el tiempo dejamos solo el DF: el Armando volvió a Hermosillo, Hugo se fue a España y Lavolpe se fue a Argentina, pero quedaron otros que ocuparon nuestros lugares en los estadios de futbol.
Así está la cosa.
Y mi visión sobre el futbol cambió radicalmente, al grado de que no me entusiasma ni la selección ni los seleccionados ni los comentaristas de los medios que más parecen esposas abandonadas por los futbolistas que periodistas objetivos, y los jugadores, por más que representen a México, en manos de los patrocinadores no son más que una bolsa de papas más o una navaja de rasurar o una tarjeta de crédito o un teléfono celular...
Así también está la cosa...
Por eso, viendo que por un lado enfrentamos como país una de las peores crisis que hemos vivido, un momento oscuro que en 2010 será mucho peor, de acuerdo a los analistas serios del tema, y por otro lado que en Mundial estarán las selecciones que siempre han sido marcadas como favoritas --Brasil, Alemania, Italia, España, Inglaterra y Holanda, más Argentina, Portugal y Estados Unidos, que de seguro estarán--, la pregunta sin fanatismos y sin dejarse influir por los medios es: ¿a qué tzingados van esos tipos a Sudáfrica... nomás a llenar el requisito que marca la FIFA para la más que mediocre Concacaf o a vendernos más papas, más navajas, más tarjetas, más celulares...?
No, yo no sé, a mí no me pregunten... aunque me imagino que para lo segundo porque de futbol a nivel mundialista mejor ni hablamos, mejor ni hablamos... aunque se vale soñar...
¿Y si mejor soñamos que ya no va a haber crisis económica en México y que en el 2010 no va a tronar un nuevo movimiento social como en 1810 y 1910...?
(Pues visto así, es más fácil ganar el Mundial... ¿será?)
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