Aitaba yo, echado sobre el sofá, viendo la tele como cachalote varado en las playas de Huatabampito, cuando salió un anuncio de un programa en el History Channel en el que se estudian los paralelismos entre los titulares de pesadilla de cada día y las profecías sobre el año 2012 de Nostradamus y otros visionarios. Yo nomás me moví un poco y le pedía a la Araceli que me rascara con bastante fruición un centímetro más abajito de la paleta izquierda, y luego seguí viendo la televisión.
Según el canal de marras, el documental “Nostradamus 2012” hace un recorrido por la obra del profeta Michel Notre-Dame, más conocido como Nostradamus. Entre sus profecías destaca su predicción del fin del mundo el día 21 de diciembre de 2012. O sea, antes de que llegue Sancho Clos.
Dicen ahí con cierta ironía: “A pesar de que no sabemos lo que se cierne sobre la humanidad en esa fecha, para muchos será cuando se produzca un cambio fundamental en nuestro planeta. History Channel estudia en este trabajo los paralelismos entre los horrores que vaticinan los conductores de los informativos las profecías sobre el año 2012 de Nostradamus y otro montón de visionarios tipo Walter Mercado. Desde los reinos místicos de las junglas de Guatemala, los ancianos hopis o los chamanes mayas, hasta los respetables pensadores de la edad moderna”. Yo tampoco sé qué se cierne sobre la humanidad (no sé siquiera qué se cierne sobre mí, qué voy a andar sabiendo lo que le pasará a los demás). Lo único de lo que estoy seguro es que cuando el mundo se vaya a acabar, me voy a ir a Huásabas o a Basconcobe, dependiendo de lo que me quede más cerca en el momento.
Como sabemos, Nostradamus fue un médico y consultor astrológico provenzal de origen judío y su obra profética “Las verdades centurias astrológicas y profecías”, fue publicada por primera vez en 1555. Al día de hoy muchos son los que creen en esas profecías y afirman categóricamente que Nostradamus predijo todas las catástrofes del mundo, sin querer ser catastrofista como Carlos Slim, supongo, para que el tal Calderón siga jugando a ser marinero light de velero custodiado por trescientos mil soldados para que no se levanten las olas.
Por otro lado, como se indica en la cortinilla del documental, el paralelismo le toca en gran medida a los mayas (“Ah, las viejas de los mayos”, diría Vicente Fox, pero no, ya sabemos que no). Recordemos que la cultura maya desarrolló uno de los calendarios solares más exactos de la historia. De hecho, dio lugar a un sistema de cómputo tan perfecto que sólo acumulaba un día de retraso cada 5,000 años (el nuestro lo hace cada 4,000 años). Por eso resulta algo inquietante su abrupto final.
Los mayas desarrollaron un complejo sistema matemático que sincronizaba, prácticamente de manera perfecta, su forma de medir el tiempo con el año solar, no relacionando, por ende, el tiempo con los ciclos lunares ni tampoco con las estaciones. Este calendario logró predecir con exactitud la vida de los mayas; de hecho, convivían tres tipos de calendarios: uno para uso religioso, uno para uso civil y otro que llevaba la cuenta desde el inicio de la civilización hasta el final del mundo, supuestamente. Este calendario en concreto es el que termina el 23 de diciembre de 2012, algo que ha motivado que varios grupos esotéricos comiencen a preparar el fin del mundo tal como lo conocemos para ese día.
Esta fecha, en todo caso, está en el inconsciente colectivo. De hecho en la serie estadounidense Expedientes Secretos X se pronostica una invasión de extraterrestres precisamente para ese año. Además, en algún momento se predijo que la gravedad de la tierra podría atraer a un asteroide de grandes proporciones que terminaría con la tierra el 2012, tres años después de que comenzara a atraerlo; o sea, en este preciso año del Señor 2009.
Any, wey, con antelación a Francis Fukuyama, padre del término fin de la historia, los sacerdotes Ah Kin, poseedores de complejos conocimientos matemáticos y astronómicos, ya establecieron hace siglos el fin de nuestra era. Según las escrituras, el mundo, tal como lo conocemos, nació el 13 de agosto del 3114 a.C, como a las tres de la tarde, y se acabará, según los mayas, el domingo 23 de diciembre del 2012, justo después del desayuno. Nos quedan, por tanto, tres años. ¿Qué pasará ese día? Habrá que esperar. “Por lo pronto, a beber y a bailar, que el mundo se va a acabar”, dijo el otro día mi primo el Chato Peralta hasta el tope de la etilicidad con tres años de antelación, porque hombre precavido vale por dos. Mjú.
Pero no hay que dar paso al horror: ese día, de acuerdo a los mayas, sólo terminará el cuarto ciclo, y entonces cabe presumir que iniciará el quinto, aunque los inchis mayas no lo hayan dicho. Lo primero de esto último es conclusión del experto Alfonso Arellano de la UNAM, quien manifiesta que el mundo no terminará el 23 de diciembre de 2012, como lo augura una de las interpretaciones de las profecías mayas que circula en esferas esotéricas, aunque ese día sí habrá una conjunción planetaria que producirá un hermoso fenómeno astronómico.
El especialista del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM explica que en esa fecha concluye el actual ciclo cósmico de aquella civilización precolombina, lo cual es aprovechado por muchos agoreros para realizar espectaculares anuncios en busca de adeptos. Sin embargo, en su opinión, dichas profecías lo único que prevén es que el dios Bolon Yokte bajará del cielo, quizás por ser el dios que midió la Tierra con su paso al inicio del tiempo, aunque nada se dice sobre lo que hará el tal Bolon en este territorio Telcel. Además, ese día coincide con la conjunción de Marte, Júpiter y Saturno, que en términos prácticos no significa nada más que se van a ver muy bonitos los planetas. Psí.
Ese día, dijo el especialista, se verá una estrellota y el espectáculo será bonito, pero nada más, el mundo va a seguir, pues los mayas utilizaban sus augurios para momentos y lugares específicos y eso no se aplica a nosotros, en la actualidad. ¡Ókela! y yo que quería hacerme vivo con mis tarjetas de crédito…
Para Arellano, las profecías mayas son concretas, no hablan del futuro, únicamente señalan que el presente ciclo de la creación comenzó el 13 de agosto del año 3113 a.C. y que los sucesos de esta cosmogonía terminan en la referida fecha del año 2012. “Luego, simplemente comenzará otro ciclo de 5.125 años con algunas horas menos por los ajustes astronómicos”, destacó de manera exagerada.
Como sea, se acabe o no el mundo, convendría no perder de vista las profecías de Nostradamus y demás perrada esotérica, no vaya a ser que por ahí aparezcamos todos tratando de darle sentido a nuestra existencia, que también es un propósito legítimo para sobrevivir con dignidad las catástrofes y a los catastrofistas y optimistas que se disfrazan de todo a la menor provocación.
¡Mtamá!
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