1. El fideicomiso Diego Rivera y Frida Kahlo, a través de sus fiduciarios, presentó una denuncia de hechos en contra de quienes resulten responsables por la falsificación de documentos y obras que aparecen en los libros Finding Frida Kahlo y El laberinto de Frida Kahlo: muerte, dolor y ambivalencia, que circulan en México y Estados Unidos.
En las instalaciones de la PGR, en Plaza de la República, Luis Pérez Arredondo y Fabián Ortega, delegados fiduciarios de los museos Diego Rivera y Frida Kahlo, afirmaron que dichas publicaciones contienen reproducciones de documentos y obras, algunas de las cuales se atribuyen autoría propia, cuando son de la finada artista mexicana.
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2. Por otro lado, la Lupe Rivera, una de las hijas de Diego Rivera, señaló en entrevista nada exclusiva con este blog que "era mi padre quien terminaba los cuadros de Frida Kahlo porque ella era muy perezosa".
O sea: ¡Palo, ca'ón!
"Cuando ella necesitaba dinero, él se los terminaba para que pudiera venderlos", apuntó después de admitir que le ha molestado mucho que el recuerdo de Rivera esté vinculado a su relación con Kahlo, tercera esposa del artista.
Guadalupe Rivera, fruto del matrimonio del artista con Guadalupe Marín, sostuvo que Kahlo "era totalmente diferente de lo que dicen ahora que era".
"En primer lugar, era una mujer muy hombruna, tenía desplantes masculinos, era tremendamente malhablada y le encantaba ir a la Plaza Garibaldi para divertirse con los mariachis", puntualizó.
Dijo que Kahlo fue "una mujer llena de vida, aunque se fue degenerando", insistió la Lupe, para quien la artista era "mala pintora".
"A mí la obra de Frida no me gusta, salvo tres o cuatro cuadros", subrayó... (Nota del bloguero: Quizá le gustan los cuadros que Diego Rivera le terminó a Frida, ¿no?).
Dijo que el mejor retrato que Rivera pintó en su vida fue el de su madre, Guadalupe Marín, segunda esposa del artista.
Guadalupe Rivera, nacida en 1924, quien dirige la Fundación Diego Rivera, afirmó que tuvo "un distanciamiento muy grande" con su padre porque "él quería que militara en el Partido Comunista" y eso a ella le caía "muy mal".
"Vivíamos enfrente, pero imagínese que mandó a poner una barra para separar su casa de la mía", señaló.
"El tenía una muy mala opinión de mí. Al final de su vida hubo una reconciliación", concluyó.
(Bueno: menos mal que se reconciliaron, porque de lo contrario, el mundo sería un lugar espantoso para vivir... digo yo. En fin...)
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