Trova y algo más...

sábado, 5 de septiembre de 2009

Desgarrado por tu boca de colores...

Loco, deshojado por el licor de la soledad, amaso estas horas de la noche y construyo un punto en el universo donde convergen las estrellas más lejanas y los ojos tristes de la aurora; busco en la oscuridad sin límites los bordes de tu cuerpo desnudo sobre la sábana, y corto una a una las cáscaras de hiel de la cebolla de mis fantasías: tus pies descalzos, tus labios resecos, la entrepierna agonizante del amor, el bajo vientre lloroso de ansiedad, la fragancia del sudor desplegada bajo tu cabello salitroso, encharcado en los fluidos perfumados de la ausencia...
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Loco, amoratado por los besos acumulados en mis labios, arrebato una por una las líneas de tus ojos, las comisuras delgadas de la vida que renace a cada momento entre mis piernas, la dura pesadez de los insomnios, el ir y venir por tu piel extendida en mi memoria, el subir y bajar de los cuerpos, el entrar y salir de los gemidos, y la flaccidez indescriptible del furor fatigado...
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En la sombra acaballada de la noche, destejo la erección de los recuerdos en torno de un punto que establecí en el último rincón del universo para arrancarte a jirones la obscena tela que te cubre, la máscara que oculta los rasgos de tu rostro, el idioma que disimula tus quejidos de animal en desaliño, el lenguaje de tus manos apretadas en lo mío, la indecencia del incendio que no brota por pudor, la turgente, álgida, expandida angustia empantanada en el fondo húmedo y sedimentado de flora y peces luminiscentes de mi grieta simple de hombre...
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Loco, desgarrado por tu boca de colores, abro el mapa del universo oscuro de tu cuerpo y dibujo un punto con la silueta que te forma, que te da vida y rabia y esperanza furibunda; extiendo sobre mis manos cenizas el croquis de estrellas y polvo de luna y asteroides venidos desde minerales renales que poco a poco van apretando esta carne y esta soledad y este estar absurdo en la noche, y rasgo los vellos y la mugre y la sudoración salina con las uñas de la desesperanza: ¿qué otro universo amparará a dos niños desnudos que se tocan con sus manos blancas y perfectas las partes que les fueron conferidas por el dios natural de la divina naturaleza? ¿qué otro punto en la oscuridad sin límite albergará tu cuerpo desnudo y abierto como mapa de la noche, y que me muestra los diferentes pendones de la felicidad? ¿qué otra ternura entrará suave a mi cuerpo salitroso e imperfecto, agusanado por la melancolía y el estar inventando puntos en el universo para construir tu silueta llena de ti, tu piel cristalina como pez fosforescente, tus ojos enlamados en mi espalda...?
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Desbordado por tu ausencia, bajo a mi cuerpo gris y recojo las sucias letras de mi alma para escribir estas líneas que acaso jamás te leeré...
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