Güey es una expresión popular, moderna y ultra mexicana con la que nos re-conocen desde el extranjero y que en lo personal no empleo mucho en mi vocabulario, aunque sea blanco de críticas y verán por qué. Resulta que cuando era pequeñita, por ahí de la década de los 70's, esta expresión empezaba a surgir y no era bien visto que alguien la pronunciara, mucho menos que la repitiera, porque tenía un sentido netamente ofensivo.
Hoy en día no sólo es un adjetivo, es un sustantivo, es una muletilla que sustituye a un gran número de palabras cuando el vocabulario verbal es lo que falta para transmitir una idea. No faltará el "güey" que diga esta palabra para "no hacerse güey", sino hacerse el listo.
En mis tiempos infantiles, un "güey" era una persona analfabeta, tonta, bruta, medio tarada, con una ignorancia que podía equipararse a un mastodonte, como el buey. El buey es una bestia de carga; bueno, pues el "güey" era una bestia humana. Al más bestia de los bestias se le calificaba así. Entonces, no era muy grato que a alguien le pusieran este calificativo, claramente era un insulto.
Luego, de los 90 para acá, ya todo mundo es "güey", y no, no es que nos hayamos hecho tarugos de repente, sino que la palabra ya tiene otro significado, conforme pasó el tiempo y la adoptaron las nuevas generaciones, la han hecho suya, modificándola, suavizándola y sí, a falta de más vocabulario "culto", surge el "güey" fácil y divertido, como paliativo de mocedades jocosas y posmodernas en nuestro México querido.
Bueno, así define Wikipedia este vocablo popular: GÜEY: Término utilizado en México como sustantivo y en menor medida como adjetivo. Se usa comúnmente para referirse a cualquier persona sin necesidad de llamarlo por su nombre y aplica de igual manera al género masculino como el femenino.
Así es... un chico puede ser "el güey", y la chica no será la güeya, sino que es o se hace "güey".
Así, con sorpresa y alegría podemos escuchar cómo es el saludo entre "güeyes":
— ¿Qué onda, güey?
— Pues aquí, güey...
— ¿Estás ocupad@, güey?
— No, aquí nomás, pasándola y haciéndome güey un rato...
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Ahora, ya tiene un significado más de camaradería, un sentido amistoso.
Los güeyes ahora no se ofenden si se califican así recíprocamente. Incluso, en el "argot" cibernético; es decir, en la forma en que coloquialmente chatean los jóvenes vía messenger, lo escriben así: "Wey".
Entonces, un Wey es un "güey" que se la pasa en la Web, en el chat y en el Internet... sí, un "güey" cibernético. Claro, entre jóvenes ya no lo toman como insulto, pero está mal visto que un joven le diga "güey" a un mayor, a un profesor o alguna autoridad. Entonces sí sería un insulto.
La palabra así sigue siendo inculta, propia del habla juvenil, del lenguaje coloquial-vulgar y jamás se escuchará en un lenguaje formal y culto. Y aunque ahora tenga una connotación amigable, también para ciertas cosas sigue siendo válido el sentido ofensivo.
Ser güey, entonces, es ser tonto por naturaleza, de nacimiento.
Una misma persona puede decirse: "soy bien güey para las matemáticas".
Hacerse "güey" es más de astutos, son listos, pero deliberadamente se hacen pasar por tontos o flojos; ejemplo: "cuando asignan responsabilidades en el trabajo, me hago güey y no digo nada, así no me toca ninguna responsabilidad extra".
También un "güey" es un ente sin nombre: "¿quién es el "güey" de la camiseta roja que vino hoy por la mañana?".
O bien, "¿Quién llamaba por teléfono...?". "Ah, pues un 'güey'que se equivocó de número".
También puede identificarse como una expresión de asombro o sorpresa: "¡Ay, güey!... no sabía que iban a llegar tus papás".
En fin, este mexicanismo nos identifica tanto dentro como fuera del país. Lo que sí es que hoy en día, más que insulto o camaradería, resulta bastante gracioso escucharlo, sobre todo en las conversaciones cotidianas o en la publicidad culta que se burla de las expresiones de este tipo.
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(Colaboración involuntaria tomada de http://mdemexico.blogspot.com/)
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O sea: ¿nos pelamos o nos hacemos güeyes...?
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