Dice la prensa que con sol radiante pero temperaturas otoñales fue inaugurada la tradicional "Oktoberfest", la popular Fiesta de la Cerveza de Munich.
Y es que siguiendo la tradición, fue el alcalde Christian Ude quien abrió la celebración bávara, considerada con sus seis millones de visitantes la mayor fiesta popular del mundo: ¿y cómo no, si se trata de ponerse hasta el occipucio?
El socialdemócrata Christian Ude necesitó apenas dos golpes de la maza de madera para abrir el barril de la inauguración y ofrecer el primer jarrón de cerveza de un litro al primer ministro de Baviera, el socialcristiano Horst Seehofer, al grito de "Ozapft is" ("abierto está", en dialecto bávaro; o en traducción yaqui bastante libre: "atásquese ora que hay lodo, mi Horst...").
La "Oktoberfest" es un festival de diversos tipos de cerveza y de comidas típicas: algo así como navidad en octubre.
El precio del jarrón de cerveza de un litro cuesta esta temporada entre 8,10 y 8,60 euros (entre 11,90 y 12,65 dólares: es decir, la nada despreciable cantidad de $168.00 por litro: ¡Ni que fuera sangre!, gritaría Dracula).
Miles de muniqueses luciendo atuendos típicos, las mujeres con el clásico vestido bávaro de gran escote, el "dirndl", y los hombres con pantalones de cuero, se presentaron a los turistas de todo el mundo que se dieron cita desde la mañana para colmar las gigantescas carpas-restaurantes.
Y si el cuerpo aguanta, la fiesta se prolongará durante 16 días hasta el 4 de octubre.
Según las crónicas, la Fiesta de la Cerveza se remonta a 1810, fecha en la que se celebró como acto en honor al casamiento del príncipe Luis, heredero de Baviera, con la princesa Therese de Sachsen-Hildburghausen.
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En resumen: ya la delegación mexicana ha partido a Munich, y según se dice inició los festejos dos días antes de la inauguración: De hecho, en la foto que encabeza esta entrega podemos ver a parte de la delegación tricolor que muestra los estragos de los entrenamientos previos a la apertura del festival, y las niñas de la izquierda son las edecanes...
Mi primo el Chato Peralta, quien forma parte de los mexikofunken me dijo bastante solemne el día que fui a dejarlo al aeropuerto: "A'i nos vemos el 5 de octubre, wei, si Baco no dispone otra cosa", y luego se despidió con su clásico grito de guerra: ¡Salú, caones...!
Y mi alma de traductor simultáneo le respondió: ¡Salú: Ozapft is!
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