Trova y algo más...

martes, 22 de septiembre de 2009

Todo está en internet...

“Todo está en internet”, le respondí por primera vez a la Araceli cuando, muchos años ha, me preguntó cuáles eran las manifestaciones del agua hervida a una temperatura ambiente que oscila entre 20 y 22 grados centígrados. Yo nunca supe para qué quería saber la Araceli aquello, pero de que todo está en internet, yo creo que todo está ahí, hasta lo que no debería de estar. Se los juro.

Yo, que llegué tarde a descubrir las bondades (y maldades también, hay que decirlo) del internet, con el paso de los años me he vuelto un dependiente de esta telaraña mundial de información. He leído tantas cosas en el monitor, conectado a internet, que me sorprende que cada vez se encuentren más vertientes a los mismo viejos y gastados temas de siempre, que uno creería agotados desde antes de terminar el viejo siglo. Pero no, siempre hay alguien que tiene teorías nuevas, diferentes o enfoques variopintos sobre lo mismo.

En serio que casi me convertí en un adicto del internet, a punto de asistir a las reuniones de la AIA (Asociación de Internautas Anónimos), que tanto han ayudado a la humanidad, pues me pasaba las tardes y noches pegado a la computadora, leyendo como chacuaco o como cosaco (para estar a tono con los dichos livianos y de uso común), con los ojos rojos rojos y la boca reseca reseca como si me acabara de pegar un toque con la plancha o el abanico.

Pero de a poco fui dejando mi internetez para mejores tiempos, digamos que para cuando las nieves del tiempo cubran mis sientes, si es que hubiera sienes que cubrir, claro está, porque a como está el changarro, pues…

El caso es que el otro día leí que el uso de internet ayuda a potenciar el rendimiento cerebral en las personas de mediana y avanzada edad (sin agraviar a los que escriben ni a los que leen), según sugiere un estudio llevado a cabo por la Universidad de California. El equipo de investigadores descubrió que las búsquedas en la red estimulan centros del cerebro que controlan la toma de decisiones y los razonamientos complejos.

Según los científicos, esto podría contribuir a contrarrestar los cambios psicológicos asociados a la edad, que hacen que el cerebro aminore su actividad. A medida que el cerebro envejece ocurre una serie de cambios, entre los que se encuentra la contracción y la reducción de la actividad celular, lo que puede afectar su rendimiento.

El estudio de la universidad californiana sugiere que la navegación por internet puede ser añadida a la lista de actividades beneficiosas, como los crucigramas o los rompecabezas, que pueden ayudar a minimizar el impacto de envejecimiento. “La búsqueda en internet conlleva actividad compleja del cerebro, lo que puede ayudar a ejercitarlo y a mejorar su función”, señala el estudio.

Así que si usted, amigo lector, tiene tiempo y acceso a internet, no se pierda tanto en Facebook ni el Messenger ni en las páginas de personas desnudas (si es para saciar curiosidad científica, se vale), mejor propóngase algún tema e investigue sólo por el gusto de navegar con un fin cierto, que para el caso sería un doble fin: aprender un poco más y evitar que el cerebro se vuelva un mazacote espantoso en el que las ideas no fluyan, porque corre el riesgo de terminar como legislador y después, ya con el mazacote con callo, quiera aspirar a alguna alcaldía… porque me han contado que eso pasa… Tutu, niños…

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